“Dios no me quiere ver sufrir”: una colombiana católica celebra que morirá el domingo por eutanasia

Martha Sepúlveda, de 51 años, es la primera sin una enfermedad terminal en obtener una muerte asistida en Colombia, país pionero en este derecho. Dice ser “católica, muy creyente”, y aunque la Iglesia se opone a la eutanasia, gran parte de la población colombiana la aprueba.

Martha Sepúlveda Campo, una colombiana católica de 51 años, sonríe ante la cámara de televisión mientras bromea con su hijo y se toma una cerveza para celebrar: este domingo 10 de octubre morirá por eutanasia.

“Desde el plano espiritual, estoy totalmente tranquila”, dijo la mujer, quien se define a sí misma como “una persona católica, muy creyente”, en una entrevista con la cadena televisiva colombiana Noticias Caracol.

Sepúlveda será la primera paciente con una enfermedad no terminal en recibir la eutanasia en Colombia, un país pionero en el derecho a la muerte digna en América latina y el mundo.

“Dios no me quiere ver sufrir a mí, y yo creo que a nadie. Ningún padre quiere ver sufrir a sus hijos”, señaló Sepúlveda, quien sufre desde 2019 una enfermedad degenerativa.

Con el paso del tiempo, los síntomas han ido empeorando, al punto que ya no puede caminar sin asistencia. Su diagnóstico es de esclerosis lateral amiotrófica, o ELA, una enfermedad del sistema nervioso que va afectando la movilidad del cuerpo. Muchos pacientes la sobrellevan sin problemas, pero en algunos casos, como el de Martha, puede ser de gravedad.

“En el estado que la tengo [la enfermedad], lo mejor que me puede pasar es descansar”, dijo la mujer a la cadena televisiva.

Colombia fue el primer país de Latinoamérica en despenalizar la eutanasia, en 1997, y es uno de los pocos del mundo donde el procedimiento es legal. Pero hasta este año, sólo se permitía en casos de enfermedades terminales.

El 22 de julio la Corte Constitucional colombiana amplió el derecho, permitiendo el procedimiento “siempre que el paciente padezca un intenso sufrimiento físico o psíquico, proveniente de lesión corporal o enfermedad grave e incurable”, según recuenta la agencia EFE.

Cuatro días después, Sepúlveda pidió un permiso, que le fue otorgado el 6 de agosto.

“Estoy más tranquila desde que me autorizaron el procedimiento, me río más, duermo más tranquila”, contó la mujer, quien cuenta con el apoyo de gran parte de su familia.

Sus 11 hermanos están de acuerdo con el procedimiento, y su hijo ha estado a su lado sólo para hacerla feliz en sus últimos días. “Necesito a mi mamá, la quiero conmigo, casi que en cualquier condición, pero sé que en sus palabras ya no vive, sobrevive”, contó Federico Redondo Sepúlveda a Noticias Caracol.

Sin embargo, no todos han estado de acuerdo y un punto de fricción ha sido su religión. “Con mi mamá el tema ha sido más difícil”, cuenta Sepúlveda, “pero pienso que en el fondo también lo entiende”, agrega.

Ahora, es el turno de Sepúlveda de hacer historia como la primera persona sin una enfermedad terminal en acceder a una muerte digna. Y para ello, eligió un día cargado de significado: este domingo 10 de octubre a las 7 de la mañana.

“Como el domingo siempre vamos a la iglesia, a la misa, escogí ese día”, cuenta.

Sepúlveda quiere que sea temprano para poder dar tiempo a hacer todo ese día: el procedimiento, la cremación, entrega de las cenizas y la eucaristía.

Al ser consultada sobre aquellos que le piden que luche en lugar de pedir la muerte asistida, ella responde que lo suyo también fue una batalla. “Cobarde seré, pero no quiero sufrir más”, dijo. “¿Luchar? Yo lucho por descansar”, concluyó.

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